Historia

En la historia de la imagen de la Virgen de la Cabeza, y su aparición se entremezclan la tradición oral y viejas crónicas que nos han llegado hasta nuestros días.

Dicen dichas crónicas, que la referida imagen fue construida por el propio evangelista San Lucas, estando aún en vida la Virgen María. Dicha imagen le fue entregada por San Pedro a San Eufrasio, quien vino junto al Apóstol Santiago a la Evangelización de España, a lo que hoy es Andalucía, estableciéndose más concretamente en Andujar (Jaén), entonces llamada Iliturgis.

Aunque existen otras opiniones que nos dicen que por el estudio de la propia imagen, se desprende que por su estilo sensiblemente bizantino y su policromía, la imagen tuvo que ser construida hacia el siglo V, dato que podría ser más exacto que el anterior, al estar ya dicha imagen en la Iglesia Mayor que se construyó en Andujar, en tiempos del rey godo Sisebuto (Año 612).

D. Manuel Salcedo Olid, primer tratadista de la Historia y Aparición de Nuestra Señora de la Cabeza, en su obra “Panegírico Historial de la Virgen de la Cabeza de Sierra Morena, publicado en 1677, nos recoge la tradición escrita de los cronicones Flavio Dextro, Luitprando, el Arcipreste de Santa Justa ó Juliano, el cual apoya la primera versión de la  antigüe-dad de la imagen y su confección por el propio evangelista San Lucas, como quedó dicho anteriormente.

El caso es que, de una forma u otra, la imagen de Nuestra Señora, ya era venerada en un pequeño oratorio-ermita, que se construyó, en Andujar para su culto, a finales del siglo V ó principios del siglo VI.

Tras la invasión árabe, y tras la derrota de las tropas cristianas en la   Batalla del Guadalete, año 711, y por miedo a que la imagen fuese profanada ó destruida, alguien, la escondió en plena Sierra Morena, en el Cerro llamado del Cabezo, donde permaneció entre la oquedad de dos piedras.

Al cabo de los tiempos en la noche del 11 al 12 de Agosto, del año 1227, y siguiendo el sonido del tintineo de una campana, que estaba junto a la imagen, y unos destellos y resplandores de luz que salían de la cima del monte del Cabezo, un pastor llamado Juan Alonso de Rivas, tuvo la inmensa fortuna de encontrarse con la Santísima Virgen, quien le manifestó su deseo de que se construyese en ese mismo lugar un Santuario, desde donde extendería su mano benefactora a todos los que por allí pasaran.

La aparición de la Virgen, al pastor se extendió como la pólvora, y ya desde los primeros momentos multitud de gentes de toda la geografía nacional, acuden a los pies de la Virgen Morenita y Pequeñita, a rezarle, a cantarle y a alabar a la Madre de Dios que muestra su amor a sus hijos con prodigios portentosos, de toda naturaleza.

Es el propio pastor Juan Alonso de Rivas, el primero en proclamar en Andujar lo acaecido en el Cerro del Cabezo.

Y la ciudad enardecida, corre por las pequeñas sendas y veredas de la gran Sierra Morena, para rendirse a los pies de Nuestra Señora.

Allí, con el paso del tiempo se construye primero una pequeña ermita que se va modificando, según van transcurriendo los años, hasta transformarse en el impresionante Santuario, que hoy podemos contemplar. Los pastores en su trashumancia, y las buenas gentes, en su ir y devenir proclaman la aparición de la Virgen y los prodigios que allí se realizan.

Desde todos los tiempos la “historia”, y Aparición de la Virgen de la Cabeza, y su Romería, han sido narradas por todos los escritores de verdadero renombre, siendo los más antiguos, el Rey Alfonso X el Sabio, en sus Cantigas a Santa María, el Rey Alfonso XI (el del Salado), en su célebre Libro de la Montería, en los siglos XIII y XIV respectivamente.
Luego en el siglo XVI, Ambrosio de Morales, Argote de Molina (cronista de Felipe II), Lope de Vega, con su novela el Rey Don Sebastián, y luego Miguel de Cervantes con una de sus Novelas Ejemplares, “Los Trabajos de Persíles  y Segismunda”, Calderón de la Barca, los Argensola, etc.., Salcedo Olid primer cronista oficial de la Aparición de la Virgen, Terrones Robles, y muchos más, han dejado en sus escritos la gloria y grandiosidad de los prodigios de la Virgen María, que mediante una imagen Pequeñita y Morenita, cautiva a todos a los que a su Santuario suben a rezarle con fervor.
Hombres y mujeres que nos han dejado el legado más hermoso, que nos podían dejar que no es otro que la Historia mezclada con la Tradición oral y escrita, con lo que ello con lleva.
Para ver hay que creer, nos diría Santo Tomás. Pues no hay más que desplazarse al Santuario de Sierra Morena, el último fin de semana del mes de Abril, y veremos el “milagro” de ver a cerca de un millón de personas en torno a la Virgen Morenita y Pequeñita.
“Dichosos los que sin ver creen”. Y a los que hemos ido, y hemos visto, nunca se nos olvidará la vieja canción que dice:  
                                                            

                        Y siempre de gracias mil,
                                     Vuelven llenos los que acuden
                         Y a su Santuario suben
                       Con fervor reverencial
                    Señora de la Cabeza
                       Líbranos de todo mal.





La piedra escrita, que encontramos en la carretera de Andujar al Santuario, nos predispone a lo que vamos a ver y nos recuerda, a la vuelta, de aquello que hemos visto.

                                                
 
              




                         Parad, caminantes, que os habla esa piedra,
                                Es Sierra de Andujar, gloria de las sierras,
                                Breñal encantado de Sierra Morena….
                                Efluvios divinos, el alma penetran,
                                Mirando esa cumbre de la Virgen Reina,
                                que un templo de roca quiso hacer en ella.
                                La Jara es su incienso, altares, las crestas,
                                y lámparas suyas todas las estrellas.
                                Por eso viajero, que a este sitio llega,
                                por lejos que vaya el alma aquí deja.






La imagen que encontró el pastor de Colomera, desaparece en la Guerra Civil española. La actual, es una talla de madera policromada, con vestido de color rojo cubierto con un manto azul con detalles adamascados. La referida talla mide tan solo 82cms. de altura, y es obra del artista granadino Navas Parejo.
La imagen de la Virgen, la representa sentada en un pequeño trono; tiene a su Hijo sobre el brazo izquierdo, quien porta en su mano izquierda la bola del mundo. La Virgen tiene en su mano derecha un madroño, fruto característico de Sierra Madrona y Sierra Morena.

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