domingo, 29 de marzo de 2020

Vía Crucis CR: IX Estación

NOVENA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

Cofradía de El Encuentro
Fotografía Laura Arroyo
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según san Lucas 23,27-31:
Lo seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Sepultadnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?».
MEDITACIÓN
El cortejo del condenado avanza. Por escolta: soldados y un puñado de mujeres llorando, mujeres venidas de Galilea a la ciudad santa con él y los discípulos. Conocen a aquel hombre. Han escuchado su palabra de vida, lo aman como maestro y profeta. ¿Esperaban que fuera el liberador de Israel? (cf. Lc 24,21). No lo sabemos, pero ahora lloran por aquel hombre como se llora por una persona querida, como él lloró por su amigo Lázaro. Él las une a su sufrimiento; una nueva luz ilumina su dolor. La voz de Jesús habla de juicio, pero llama a la conversión; anuncia dolores, pero dolores como de parturienta. El madero verde recobrará la vida y el leño seco será partícipe de ello.
ORACIÓN
Jesús, Rey de gloria, coronado de espinas, con el rostro cubierto de sangre y salivazos, enséñanos a buscar sin cesar tu rostro (cf. Sal 27,8-9) para que su luz ilumine nuestro camino (cf. Sal 89,15); enséñanos a descubrirlo bajo el semblante del hombre marcado por la enfermedad, abatido por el desaliento, envilecido por la injusticia. Haz que en nuestros ojos se impriman los rasgos de tu rostro amado; del que los «más pequeños de tus hermanos» (cf. Mt 25,40) son un reflejo luminoso, sacramento de tu presencia entre nosotros.
Jesús, acompañado al monte de la Calavera por un cortejo de mujeres que lloran: ellas han conocido tu rostro de luz, tu palabra de gracia.
R/. A ti la alabanza y la gloria por los siglos.
Todos: Padre nuestro...

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